De aquellos y de estos años, cuando mi vida se ha volcado hacia ese difícil viaje que emprendemos los poetas en las partículas de la vida, me siento en la propia inmensidad asistido de corolas y el perfume etéreo de una fascinación azulísima como los entornos caminos del infinito acantonado de astros. Como poeta, me adentro en una búsqueda más de esos misterios renovadores que se esconden en las cosas; y he allí el descubrimiento de la palabra para el libre ejercicio de un poema. La poesía para mi, es mi yo, un mundo de espejos de imágenes iluminadas en un espacio donde la música busca el perfil de las torres y el color del sol cuando la tarde se fuga adosada de aventuras y noticias.
Siempre he viajado en la palabra en una quietud mágica que se estira delirante, en una distancia corta y breve. Ciño el reposo de mi tristeza en los coposos árboles que bordean el paisaje de mi ciudad. Me siento en el juego de la infancia como un festival de cometas que se erigen hacia las nubes y se pierden como pasajeros en los aires de la vida, del mundo. Siento el hechizo y el rito, y como un enigma, me levanto descalzo a la media noche y escribo con énfasis, ebrio de soledad en el recinto de tantas noches adheridas a mi fiebre lírica impregnada de horas, de relámpagos, de lluvia. En mi poesía las imágenes varían, las convierto en climas y estaciones, siempre en la misma realidad plastificada én la palabra, ejemplo de ello, está en mi libro de poemas LA TARDE AVANZA, LOS PÁJAROS SE ASUSTAN, recientemente bautizado en la Casa de la Cultura Ateneo "Carlos Raúl Villanuevade Ciudad Bolívar".Hay vivencias que las anuncio alrededor de si mismas. Un resplandor, donde las ideas surgen como palpitaciones voraces. He escrito en muchas páginas de arte de mi región desde tempranos años: poemas, prosas y comentarios sobre el quehacer cultural de los artistas Guayaneses y de otras partes de mi país. En mi camino de andares y voces emana la poesía ávida a la que dejo en delirio de sueños y fantasmas; la condimento con frutos azules y la imaginación lánguida de un Orinoco que remonta sus vigilias en el muro filosofal donde sus piedras lamen los sentidos de los siglos para deslizarse a la selva donde las raíces flamean en el mundo de las maravillas. Hablo con el asombro, con las puertas lejanas, con las circunstancias que inician el extrañomundo de la poesía: La palabra, el momento...las cosas. Creo en la fluyente melodía de los violines que en la noche cabalgan como ángeles magestuosos, creo en el espacio para cada cosa en la vida, hay momentos que hablo a solas con la intimidad de la penumbra: Confieso que soy feliz. Sobre otros aspectos la poesía para mí más que un compromiso, es una necesidad, algo que siento,que me estremece y entonces veo todos los abriles fluir más allá de los destellos y de pájaros desconocidos buscando el sendero de los días. He aquí mi palabra de cal, entre espejos, pañuelos y adioses. borrador
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